La testosterona es una hormona producida naturalmente por el cuerpo humano, es responsable del desarrollo balanceado, el mantenimiento de las características sexuales primarias y secundarias en los hombres (engrosamiento de la voz, ensanchamiento de los hombros, y crecimiento de bello facial y corporal). Es por ello que su uso en las mujeres no es recomendable si no se desea correr el riesgo de obtener estas características. La testosterona también es requerida por el cuerpo humano para la densidad ósea, la libido sexual, distribución de la grasa, y la producción de glóbulos rojos.
La testosterona cipionato es una forma de liberación lenta de la testosterona, la primera versión de la testosterona que fue sintetizada, la suspensión, tenía que ser inyectada incluso varias veces por día, esto no supone un problema con la versión cipionato, que solo debe ser inyectada una vez a la semana. Testo cipionato es prácticamente igual que la testo enantato, a diferencia de que esta última se encuentra más disponible y es más usada en el ramo médico.
El uso de esta hormona en cantidades mayores a la producida naturalmente da resultados casi permanentes, más fáciles de conservar que con otros esteroides más fuertes como el dianabol (metandienona). Entre lo que se puede obtener están las ganancias en términos de función muscular, cantidad de masa muscular, fuerza, resistencia, y capacidad para manejar entrenamientos intensos.
Las anteriores cualidades son logradas debido a un aumento en el grado de recuperación de los músculos del cuerpo humano. La testosterona posee la capacidad de reducir la hormona cortisol, responsable del acumulamiento de grasa y del catabolismo de los músculos. El aumento en el conteo de glóbulos rojos permite mayor entrada de oxígeno a la sangre, lo que incrementa las capacidades de entrenamiento. Y, por último, hay una más elevada síntesis de proteínas en el cuerpo, por lo que más músculo puede ser construido gracias a esto.
Es el más versátil de todos los esteroides anabólicos. Muchos de los demás esteroides que existen son derivados de la testosterona.
Al momento de utilizar testosterona de forma exógena, el cuerpo disminuye la producción propia para tratar de tener un equilibrio y que no exista tanta testosterona en el cuerpo. De hecho, es por esto mismo que aromatizan a estrógeno algunos esteroides, para mantener nivelada la balanza de andrógenos y estrógenos. Esta disminución en la producción natural de testosterona volverá a la normalidad una vez que se suspenda su uso, sin embargo, es necesario una terapia de post-ciclo para ayudar a regresar rápidamente a la normalidad esta producción, y así no pasar mucho tiempo en un estado de baja testosterona.
Los efectos secundarios de la testosterona se deben principalmente a su conversión en estrógeno por el cuerpo humano. Para evitar los efectos adversos como, retención de líquidos, elevada presión sanguínea, cambios de humor o hasta ginecomastia, es buena idea tomar un anti estrógeno como el tamoxifeno (nolvadex) o arimidex (anastrozol) y de esta manera fácilmente desaparecerán los efectos secundarios de esta naturaleza.
La testosterona no es tan elevadamente androgénica como otros esteroides en los que es más probable la aparición de acné o pérdida de cabello, pero esto está determinado en gran parte por si la persona es propensa o no a padecer estos síntomas, así mismo, pueden reducirse o desaparecer si se ajusta correctamente la dosis en el cuerpo.
Para tratar una deficiencia de testosterona, una dosis de 100 a 200mg por semana serían suficientes. O, si solo se quiere mantener niveles de testosterona normales mientras se usan otros esteroides anabólicos muy supresores (como la trembolona o deca-durabolin [decanoato de nandrolona]), de 200 a 250mg semanales harán el trabajo. Para el atleta o fisicoculturista que quiere obtener más beneficios del uso de la testosterona, una dosis de 250 a 500mg daría buenos resultados, pudiera usarse más, aunque entre más se acerca a los 1,000mg semanales, se vuelve más difícil controlar y lidiar con los efectos secundarios.